David

No fue la primera ni será la última. No fue el primer gol encajado ni será el último. Las derrotas son una constante, las victorias aparecen constantemente. Pero esta última dolió especialmente, fue probablemente el primer zarpazo serio. Los arañazos anteriores apenas habian tenido importancia, leves rasguños ocasionales. Esta, tenía salpicaduras de colegio, de rivalidad, y eso te provoca sensaciones encontradas que hay que experimentar por uno mismo.

David tiene el don de la simpatía constante, el don del entusiasmo permanente, el don del compañerismo transparente, el don de la solidaridad sin engaño, el don de la inocencia creible, el don de la reflexión precoz.

Con semejante equipación en la mochila, está preparado para caer y levantarse siempre, está entrenado para ganarse el garbanzo por cuenta propia. Está habilitado para aprender de las derrotas y disfrutar de las victorias.

Escogió ser portero y su elección fue doblemente acertada. La primera porque lo decidió él, la segunda porque esa demarcación además de condiciones técnicas, precisa un carácter especial que él posee.

El vértigo está presente continuamente, el foco lo hace protagonista, el equilibrio es una virtud que se hace necesaria.

Mama rezando porque el contrario no pase del medio campo, Papa esperando que la defensa no solucione todos los problemas, Carmen haciendo conjuros a los delanteros que osan atravesar tu territorio.

Así nos tienes a todos, cada uno con su rollo mental, pero todos contigo.

Hoy hay que entrenar, el domingo te trae otra oportunidad.

Mis queridos amigos, nos vemos.

20 balones, 18 jugadores...

... un campo de hierba artificial y uniformados del mismo color. Esto fue lo que le respondí a un periodista a la pregunta de ¿ que tienen que ofrecerme para que entrene de nuevo?
No hay truco, fue la entrevista de un periodista volcado en la causa de verme entrenar.
Probablemente no fue muy original mi respuesta pero los entrenadores no necesitamos mucho para ponernos el chandal, bueno necesitamos orden, pero eso también está dentro de nuestro quehacer.
Necesitamos compromiso, necesitamos amigos, sobre todo, de los que te rajan a la cara y sin tiempo que perder tus errores, tus vaivenes, tus desconciertos, tus desaciertos.
La conversación fue salpicando fútbol, añoranzas, recuerdos, porque las entrevistas con el chanclas profundizan y sacan lo mejor de tí. Para lo peor están tus enemigos, que probablemente lo hagan.
Un entrenador sin banquillo no deja de ser entrenador nunca, cuando entrenaste, seguirás haciendolo en vaqueros, mientras ves al equipo de tu hijo, y disimuladamente te acercas a la barandilla y le dices al central del Lugo del año 2019, no queda tanto, dos cosillas que te devuelven otra vez a tu verdadera pasión, mientras disimulas cuando el entrenador mira hacia donde tu estás.
Que sensación tan placentera, entre el miedo a ser visto y el contacto de nuevo con un futbolista.
Mis queridos amigos, nos vemos.

Noviembre

Noviembre es triste, o cuanto menos esa es mi percepción. Noviembre es largo o por lo menos esa es mi sensación. Noviembre está en el medio, noviembre hasta incomoda. En noviembre se fue la gente más cercana de mi vida.

En noviembre le dije adiós al fútbol en activo, al del futbolista que todos llevamos dentro y que yo orgullosamente viví durante muchos años.

Yo jubilé al fútbol, porque me fui por mis propios medios, más pronto de lo debido, más rápido de lo querido, pero decidí yo.

No fue fácil, en quince días sucedió todo y en quince días me vi reinventándome y buscando referencias que llevarme a la cabeza, buscando respuestas que no tenía.

Lloré amargamente en el vestuario después de mi último partido en el Ángel Carro, y tuve el honor de cortarme la coleta con Fernando Vázquez como entrenador. Todavía tuve un último partido en Ávila, mientras la burocracia ultimaba mi cambio de vida.

Recuerdo sin dificultad el paseo con Alvite y Cacharrón antes de la cena en el hotel. Mi último hotel como futbolista.

Ya pasaron dieciseis noviembres, y a ratos con fútbol, pero sentado y a ratos sin él, se fueron pasando los días.

Arriba tenéis mis últimos estadios, la postal de Ávila con su estadio y por supuesto el Ángel Carro. Dos imagenes que me acompañan.

Mis queridos amigos, nos vemos.

Carta abierta.

Querido Miguel García:
Te he seguido durante todos estos días y la verdad es que te tengo que decir que no has parado. Ya sé, me dirás que comienza el otoño, creo que algo has aprendido sobre el equinoccio de esta estación. Y por tanto llega el inicio de competiciones, tú y Natalia siempre arrastrados por el deporte de fin de semana.
He querido instalar en esta entrada la foto de Carmen, es la foto del sábado en Monforte, con su nuevo equipo de cadetes. Un año importante para ella, está en un equipo extremadamente competitivo y es en esos donde uno aprende cada segundo de entrenamiento, cada minuto de contacto. No lo tendrá fácil, nada es fácil, pero la apuesta y el reto es considerable.
El día antes, según mis informes os fuisteis a pasar la primera mañana del anticipado invierno a la Cheda. David es cada día más portero, o por lo menos las sensaciones que da, es que cada día se siente más portero.
Como todos los padres, estáis con la idea de ponerle pasantía deportiva al niño. David tendrá que ser consciente de que ese tiempo, es tiempo de ocio y no puede robarlo a sus quehaceres de estudiante.
Como este fin de semana es de los largos, os dio tiempo a visitar a los amigos de un concello limítrofe. No sé si por el cambio horario o que lo de Monforte acabó más tarde de lo esperado, llegasteis en la segunda parte.
Allí vivisteis algo inaudito, inverosímil, el gol de la remontada heroica, lo marcó el presidente del club. El centenar de aficionados no daba crédito, y menos aún, cuando el árbitro daba absoluta legalidad al tanto, provocando el delirio en el graderío, ante las protestas del adversario exigiendo que se anulara el tanto, puesto que ¿dónde se habia visto que el presidente del equipo entrará en el campo y metiera un gol?
Un apunte, después de lo que me has hablado de esta persona, el dicho "o catro eu", bromas a parte, debe de subir al trono de los dioses. En cualquier lugar donde se encuentre él, " o catro" debe de estar pegado a su piel.
"O catro", en ese concello ya no es un determinante cardinal al uso, ese número y en ese espacio, es compromiso, honradez, trabajo, valentía, compañerismo y catorce mil setecientos veinticinco adjetivos calificativos positivos que ustedes quieran incorporar.
Ya sea en el campo, en el banquillo, en la grada, en su casa, pintando (brocha gorda), trabajando, podando o de copas con los amigos, "o catro" naranja o azul, debe de acompañarle.
Me hablan en tu casa, que la mesa del salón ha sido oKupada por un universitario espontáneo que tiene tu mismo nombre y apellido. Los libros de Geografía Física y de Prehistoria, anidan campechanamente y empiezan a ser parte del mobiliario. Te deseo suerte en este envite. Cuando las cosas se hacen por deporte, se disfrutan más.
No quiero finalizar con esta carta sin hacer referencia a la visita que recibiste el viernes en tu oficina. Uno no quiere molestar y el otro no quiere ser una molestia. La suma es distanciamiento. No es preocupante, el destino no tiene que unir forzosamente siempre.
El domingo ya casi con la jornada futbolera rematada, aparecieron Moncho, Montse y Clara y ya fuimos siete. Unos vinos por Fontiñas y rematada la jornada.
Saludos a Natalia, me dicen más guapa que nunca.
Mis queridos amigos, nos vemos.