La frase

"Décadas prodigiosas".



Línea de cuatro

Línea de cuatro

lunes, 28 de noviembre de 2011

Viajeros



Familia deportiva y también practicante. No sólo aceptamos los resultados, del signo que nos toque, sino que llevamos el deporte adonde el destino nos requiera.

Este fin de semana fue de los de carretera y manta para casi todos. Por primera vez hubo coincidencia en el calendario y nos tocó chandal y autobús. A las dos de la tarde del sábado, David viniendo de Foz, Carmen hacia Monforte y yo cruzándome con el autobús de David entre Pastoriza y Meira, rumbo a Santander.

Natalia, haciendo guardia de garita en casa, alguien tiene que estar presente en el puesto de mando, en todo caso ya había pagado factura deportiva en el gimnasio alternativo semanal. Lo de alternativo es por lo de alternar día sí, día no.

Cada mochuelo a su olivo, cada uno disfrutando de lo suyo, del ocio del fin de semana. A unos les da por el senderismo, a otros por la siesta, unos van de vinos, otros dedican la tarde a repasar con sus hijos las tareas escolares. Yo me fui a Santander a un super hotel en temporada baja, que lo hace más asequible. Me fui con 16 hombretones y con una super persona, Martín Murado.

El cuerpo ya está poco habituado a estas aventuras viajeras si no es con la familia, recortar tanto el fin de semana ya no apetece, pero entrenar a un equipo de estas características, también trae consigo letra pequeña.

Al final del viaje, doscientas cincuenta y nueve mil setecientas cincuenta y ocho preguntas de David, qué comisteis, dónde parasteis, alineación, cambios, qué cenasteis, dónde se sientan los jugadores en el bus, a que juegan durante el viaje, quien repartió las habitaciones, que parejas iban, quien llevó libros para estudiar...

Carmen, una pregunta y una frase lapidaria, "¿jugó ?"... papá, eres muy malo.

Así es la vida, no se puede contentar a nadie, ni siquiera a los tuyos. Gajes del oficio, va en el sueldo, inconvenientes del cargo, en fin, llamarlo como queráis.

Acabado el finde, a remar contra corriente hacia el lunes. Es curioso, que democrática es la vida, puedes perder, ganar o empatar, puedes hacerlo bien, mal o regular, puedes estar contento, triste o ni fu ni fa, puedes ser feliz, infeliz o indiferente. Pero después del domingo viene el lunes, siempre. El fútbol, el voley y la vida nos da otra oportunidad semanal. Para los que ganan, para los que pierde, para los que empatan. Ojalá siempre veamos al lunes con optimismo, incluso los que tienen un lunes al sol. La esperanza es que sea el último lunes con ese sol.

Mis queridos amigos, nos vemos.






viernes, 18 de noviembre de 2011

Cromos con nombre


Mañana tendré once escudos como este delante de mí. Recordaré con nostalgia los dos años que jugué con el Sporting en División de Honor Juvenil. Un honor nunca mejor dicho. Los mejores años de nuestra vida, podría resumirse. Los años más bonitos del mundo del fútbol, dónde juegas por el placer de hacerlo, dónde te enfrentas a toneladas de jugadores que darían todo por llegar a lo más alto, al igual que tú.
Conocí la escuela de fútbol más bonita del mundo, Mareo. Fui un privilegiado por poder dormir cada noche en mi cama y disfrutar de esas instalaciones al mismo tiempo.
No fueron fáciles los comienzos. Venía de un equipo modesto de Gijón, CD La Braña, me fichó el Sporting para jugar los dos años de juvenil que me quedaba.
El primero amargo por la poca participación pero enormemente productivo para mi futuro como jugador.
Fueron los primeros desplazamientos en autobús fuera de Asturias, fueron las primeras noches de hotel con un equipo, fueron las primeras cenas y comidas compartidas con los compañeros.
Lo que ahora te cansa y podrías prescindir perfectamente, antes era una locura durante la semana previa a un desplazamiento.
Mañana vuelve el Sporting. No conozco a nadie de los que se desplazan, pero miraré una y otra vez el escudo, el color rojiblanco.
Pasaron muchos años, pero cuando te llega una cita de estas, vuelves a recordar y a revivir un montón de secuencias que pasan a mil por hora, como pasa el tiempo, que no se detiene.
Son muy buenos, probablemente pensarían igual de aquel equipo juvenil de la temporada 81/82 que se proclamó subcampeón de España de juveniles. Me honro de haber pertenecido a él.
Tengo que competir contra ellos desde el banquillo, se enfrentan a jugadores que sueñan también con llegar a lo más alto, su altura de miras está en el Ángel Carro, pero ya es altura.
Lo intentaremos. Nos queda la esperanza cuanto menos de habernos enfrentado a jugadores que serán de primera división en pocos años, algunos alcanzarán la internacionalidad, puede que alguno consiga ganar un mundial o el balón de oro.
Nos queda la ilusión de que para alguno la meta del Ángel Carro sea posible.
Estaros atentos a sus nombres, los veremos pronto en los cromos.
Mis queridos amigos, nos vemos.


















martes, 8 de noviembre de 2011

Ecuaciones



David me dijo que le motivaba hacer las ecuaciones con él. Dicho y hecho, lo que siempre fue una cruz, con el paso de los años es un divertimento. Me gusta hacerlas, hasta un determinado nivel, pero me encanta más verlo a él, pegado a mi, discutiendo la solución del ejercicio. David necesita a alguien cercano siempre. El truco de la motivación es un abuso por su parte, pero llegará el momento que uno eche de menos ese exceso.

Carmen, mientras discutimos si la solución es la correcta, se enrrolla con Amador, mejor dicho con su ética. Ver a Carmen con un libro en las manos, es tan normal que parece que forma parte del mobiliario de la casa, igual que ver a David, conduciendo una diminuta pelota, haciéndola rodar por el pasillo, recortando hacia su habitación, driblando un jarrón, haciendo una pared con la idem y rematando a bocajarro entre las patas de su mesa de estudio mientras inmediatamente después y sobre su cama bloca el balón americano que le trajo Luisete.

Va siendo también habitual ver a Natalia con un libro de cabecera, con alguno de ellos bien podría ahorrarse el gimnasio. Leer y hacer ejercicio es hacer doble deporte, el del cuerpo y el de la mente. No me preguntéis cual es más importante, con los tiempos que corren, tener la mente ágil puede solucionar más que rebajar la marca individual de la cocina al salón.

Luego está mi otra gente, mis niños, los padres de mis niños, los profes de mis niños, las novias y/o amigas de mis niños, sería un largo etcétera.

A uno de ellos se le fue el temperamento a hacer un recado y se le hizo de noche a las dos de la tarde. Nada incurable, nada irrecuperable. Hay que pasarlo, como se curan las gripes o bien con una semana en la cama o con siete días de reposo.

Por lo demás metidos en noviembre, ese mes que suena a nieblas, a tinieblas, a lluvia, a tristeza. Entre el atiborre de San Froilán y las cuchipandas de Navidad. Flojo, con poca alma. Menos mal que están David y Carmen para mantenerme despierto, Natalia obsequiándome con su presencia y con sus guisos, y mis niños poniéndome en alerta cada día exigiéndome su minuta.

En resumen, la vida es una ecuación diaria, con sus incognitas, son sus términos. Hay que dar con la solución.

Mis queridos amigos, nos vemos.