Familia deportiva y también practicante. No sólo aceptamos los resultados, del signo que nos toque, sino que llevamos el deporte adonde el destino nos requiera.
Este fin de semana fue de los de carretera y manta para casi todos. Por primera vez hubo coincidencia en el calendario y nos tocó chandal y autobús. A las dos de la tarde del sábado, David viniendo de Foz, Carmen hacia Monforte y yo cruzándome con el autobús de David entre Pastoriza y Meira, rumbo a Santander.
Natalia, haciendo guardia de garita en casa, alguien tiene que estar presente en el puesto de mando, en todo caso ya había pagado factura deportiva en el gimnasio alternativo semanal. Lo de alternativo es por lo de alternar día sí, día no.
Cada mochuelo a su olivo, cada uno disfrutando de lo suyo, del ocio del fin de semana. A unos les da por el senderismo, a otros por la siesta, unos van de vinos, otros dedican la tarde a repasar con sus hijos las tareas escolares. Yo me fui a Santander a un super hotel en temporada baja, que lo hace más asequible. Me fui con 16 hombretones y con una super persona, Martín Murado.
El cuerpo ya está poco habituado a estas aventuras viajeras si no es con la familia, recortar tanto el fin de semana ya no apetece, pero entrenar a un equipo de estas características, también trae consigo letra pequeña.
Al final del viaje, doscientas cincuenta y nueve mil setecientas cincuenta y ocho preguntas de David, qué comisteis, dónde parasteis, alineación, cambios, qué cenasteis, dónde se sientan los jugadores en el bus, a que juegan durante el viaje, quien repartió las habitaciones, que parejas iban, quien llevó libros para estudiar...
Carmen, una pregunta y una frase lapidaria, "¿jugó ?"... papá, eres muy malo.
Así es la vida, no se puede contentar a nadie, ni siquiera a los tuyos. Gajes del oficio, va en el sueldo, inconvenientes del cargo, en fin, llamarlo como queráis.
Acabado el finde, a remar contra corriente hacia el lunes. Es curioso, que democrática es la vida, puedes perder, ganar o empatar, puedes hacerlo bien, mal o regular, puedes estar contento, triste o ni fu ni fa, puedes ser feliz, infeliz o indiferente. Pero después del domingo viene el lunes, siempre. El fútbol, el voley y la vida nos da otra oportunidad semanal. Para los que ganan, para los que pierde, para los que empatan. Ojalá siempre veamos al lunes con optimismo, incluso los que tienen un lunes al sol. La esperanza es que sea el último lunes con ese sol.
Mis queridos amigos, nos vemos.