La frase

"Décadas prodigiosas".



Línea de cuatro

Línea de cuatro

lunes, 29 de diciembre de 2014

El retorno.


Volver, revolver, tornar, retornar, aparecer, reaparecer. Mi cita con mi vida tiene que seguir, debe continuar para homenajearme algún día, releyendo mi blog camino de Málaga en un Ave que me lleve al otro lado del mundo sin apenas darme cuenta. Salida de Lugo a las 9,30 de la mañana en la futura intermodal y llegada a la costa blanca a las 14,10. Justo para comer una ensaladita y un poco de fruta y a por el sol y la playa. Viajarán conmigo por supuesto ellos, mis amigos y ella mi chica. Desde el tren enviaré un mensaje cariñoso a Carmen y a David, ella en Nueva York en un congreso de yo qué sé y él en Noruega en un desayuno de trabajo de no sé qué.
Argumento suficiente para revolver en mi viejo blog. Excusa válida para acabar con las telarañas de mi teclado.
Muchas cosas que contar, muchas palabras pendientes de decir. Ganas de sacarlas, pereza de explicarlas. Me prometo a mi mismo ser constante, me exijo a mi mismo perseverar en mi diario, no sé si lo conseguiré. La vida va demasiado deprisa para escribirla, mi vida va demasiado deprisa para contarla. Haré el esfuerzo por facilitarme lectura en ese viaje a Málaga pendiente de un Ave.
Por hoy, es suficiente. No conviene fatigar la neurona.
Queridos amigos, nos vemos. Gracias por la espera.

lunes, 2 de junio de 2014

2 de junio



Carmen ahogó de nuevo de pena mi corazón a las 11,15. Fue una pena nostálgica pero con un punto de satisfacción. Los hijos van creciendo como si nada les preocupara, como si el pasado no existiera, como si todo pareciera igual. Error de adulto. Nos ven cada día, saben lo que nos preocupa, intuyen nuestros sentimientos, y toman medidas, deciden y nos ahogan de pena nuestro corazón y al mismo tiempo nos inyectan monodosis de recuerdo, de nostalgia y de cariño.
No olvido, no recuerdo más porque me hace daño, no pienso más porque me hiere. Mi cita diaria no la aplazo, pero la dejo en la mesilla, o en el asiento vacio del coche, o en la primera escusa de la mañana o en el primer conocido saludado o donde creo que estará más cómoda.
Viaja conmigo, vive conmigo, sigue conmigo, está presente, pero más de un minuto seguido, hace daño, se clava y el dolor se agudiza y busco una escusa razonable para no ser cruel conmigo mismo.