La promesa de no olvidar, el deseo de no hacerlo, la pena de vivirlo. Esa tarde de inicio de verano cuando ves que todo se escapa te aferras al recuerdo, a la memoria. Luchas para que el olvido no se adueñe del tiempo y el tiempo no se apropie de ti. No lo hizo, porque el dolor continúa y cuando hay pesar no hay consuelo.
Me da pena que no me vea feliz, me da pena que no vea a Carmen y a David cómo construyen su futuro, cómo forman su personalidad y cómo la recuerdan. Que no lea los relatos de Carmen, que no vea la mirada transparente de David.
Mis queridos amigos, nos vemos.