La frase

"Décadas prodigiosas".



Línea de cuatro

Línea de cuatro

miércoles, 1 de enero de 2020

Un año en blanco



En temas deportivos, pasarse un año en blanco supone un trago malo de pasar. Los equipos se hacen para ganar, unos lucharán por títulos y otros por objetivos más modestos pero no menos importantes. Que un jugador se pase un año en blanco, o tuvo el amargor de las lesiones o no gozaba de la confianza de su entrenador. Sea como fuera, en mi último año, ni estaba en un equipo como jugador ni como nada y mi año en blanco se limita a desaparecer de este blog. Me dio la vida durante muchos momentos porque me citaba de forma periódica con mi otro yo o con la necesidad de escribir o con la sensación de que algún día, alguien, estaría interesado en leer cuando yo estuviera cómodamente instalado en un Resort o simple y llanamente, en el limbo, paraíso o en la nada, cuando el tren parase definitivamente.
Un año sí, pero más no. Esto lo debí de pensar tomando las uvas, hace apenas doce horas. El cambio de año siempre obliga a recordar la añorada lista de propósitos que casi siempre acaba en la papelera de nuestra memoria. Esta vez no era un simple pasar de un año a otro, hoy nos encontramos de bruces con una nueva década y amigos, después del cambio de siglo de hace apenas un ratito, esto es lo más apasionante que te puede pasar cuando tienes la fortuna de ir cumpliendo años.
Ignoro si tenía pensado seguir en este viaje cuando alguien nombraba 2020 en el siglo pasado. Lo que sí me imaginaba era que tendría 55 tacos y que eso sonaba a la guerra de las galaxias, a llegar a la luna en taxi o viajar en platillos volantes desde Gijón a Sueros.
Y aquí seguimos, la luna está más cerquita pero lo del taxi ni está ni se le espera, viajar de Gijón a Sueros ya es posible en dos horitas escasas y hoy a las nueve de la mañana, Carmen y David volvieron a casa en un Volksvaguen passat que es muy cómodo y rápido pero en nada se parece a un platillo volante. Están durmiendo en este momento y puedo aseguraros queridos amigos, que ir a buscar a estos dos chavales no deja de ser un lujo, ver como suben al coche fatigados de la larga noche pero felices, cansados de sonrisas y extenuados de colegueos, no se paga con dinero. Así que no encontré mejor forma que empezar esta década, devolviendo a los chavales a su cama y volviendo a la cita conmigo, contigo, con todo. Mis queridos amigos, nos vemos...