15 años...

... tiene mi amor. Así reza una de las canciones más laureadas de la discografía española. No pasa de moda, resiste a las nuevas generaciones y cada una de ellas la hace suya.

Carmen se apunta hoy al prestigioso club de los 15. Ese estado en el que los sueños cabalgan con galope firme, donde todo se vuelve mágico, donde la magia es cambiante, donde es cambiante el carácter, donde el carácter se desequilibra por momentos.

Se levantó hoy con la fuerza de un terremoto, con la seguridad de una diosa. Porque así es como se siente. Es el centro del universo y lo sabe.

Se va convirtiendo en aspirante a persona adulta, con lo que tiene eso de imprevisión. Hoy me como el mundo y dentro de un ratito, me repite como el ajo.

Carmen va creciendo con sus dudas, sus inseguridades, sus cavilaciones. Nada extraño ni en esa edad ni en ninguna. Huye despavorido del que no dude, del completamente seguro, del que no cavile una y mil veces en su vida.

Crece también en su orgullo, en su insistencia, en su compromiso con sus amigos, en su empeño.

Con esto conseguirá apañarselas en los buenos momentos y superar los malos.

La veo autosuficiente y esto para un padre, ya visualizando el horizonte, tranquiliza y enorgullece. La veo crítica y valiente en un mundo donde la mujer sigue día a día luchando por sus derechos igualitarios. La veo cariñosa y haciendo una llamada de larga distancia, una noche del 5 de agosto, enviándome un beso. Colgaré el teléfono o el skip o lo que esté inventado, feliz y con la esperanza de que ella también lo sea.

Feliz cumpleaños, Carmen, cariño.

Mis queridos amigos, nos vemos.