Estuve en Gijón, ya sabéis la tierra tira y aunque esté casi en el ecuador de mi vida aquí y allí, a medida que avanza tu vida, te entra una nostalgia que yo tengo suerte de que esté a poco más de dos horas. Sólo espero que la autovía me acorte un poco el tiempo y un mucho la calidad del viaje.
El domingo por la mañana me cité en Mareo. La foto es la entrada de las instalaciones. Mareo es el espacio deportivo más bonito del mundo. Allí me crié, allí crecí y desde allí me incorporé a lo que fue mi profesión durante muchos años.
El partido de Moure se jugaba en el campo número cuatro. Entrené en ese escenario cientos de veces, me cambié en ese vestuario otras tantas y me considero un privilegiado haber disfrutado de esas insatalaciones tantos años.
Allí me encontré con Carlos y su padre, también a empujar a los juveniles. Carlos me confesó que era su primera visita a Mareo. No hay comentarios.
Mourelos animaba a sus chavales y en el minuto ochenta y cinco, con el resultado ya casi definitivo, uno de sus últimas palabras de aliento fueron " venga chavales, un poco más que aquí no jugamos todos los días".
Espero que el año próximo vuelva a repetir esas palabras, no lo tendrá fácil. La clasificación es terca y las jornadas pocas. Lo intentará hasta el final.
Lo que si está en su mano y probablemente lo conseguirá, es hacer futbolistas a esos chavales que sudorosos y tristes abandonaban el campo número cuatro.
La playa de Gijón, San Lorenzo, es otro encanto que no podéis perderos si vais a esta ciudad. La foto que acompaña esta semana al blog "ye un trocin de ella".
El paseo dominguero, mientras alguno de vosotros os jugabais tres puntos fundamentales, un empate que sabe a gloria o incluso una pierna entre dieciocho que hay en un corner en el área pequeña, resultó agradable. Un café en el Dindurra del paseo de Begoña, un descanso en el puerto deportivo, un vistazo a la empedrada Plaza Mayor, fue un placer para este asturiano que suscribe.
Para finalizar, no podía faltar la estancia en Ikea, no hay sidra, pero es visita casi obligada.
Mis queridos amigos, nos vemos.
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