Tortilla, despedida y Cambados

Nos fuimos detrás de un balón de volei, y el balón botando y botando nos llevó a Cambados.
Para nosotros la entrada de la primavera, del buen tiempo, nos recordó a las vacaciones en esa tierra tan atractiva, con tanta luz y con olor a mar.
Las excusas deportivas son oportunidades de viajar, conocer, reconocer y disfrutar. Salir de la rutina es una buena terapia para afrontar los lunes con una mentalidad diferente, con un afán de aventura que trasladas al viernes siguiente, para volver a engancharte al asueto y al ocio.
Vivo sensaciones distintas, el acompañar a mis hijos, al margen de compartir vivencias deportivas y sociales con ellos, me permite ver el deporte desde ángulos casi olvidados o simplemente no reconocidos.
Ellos siempre me acompañaron y yo les correspondo. No es necesario obligarme. Lo viví así desde que tenía su edad y ahora la siguiente generación soy yo.
La vuelta, como un dominguero más, zapineando entre carrusel deportivo de la ser y galicia en goles de la gallega.
Buen fin de semana, ya habia empezado bien, cena el viernes con Monchete y familia en el incomparable marco del Pajón, tortilla y pimentos asados, sólo para paladares exquisitos.
El sábado no le fue a la zaga, despedida, si se le puede llamar así, yo le llamaría excusa para reunirse unos amigos. Moreno y Vanesa adelantan la luna de miel, se van al mediterraneo, ese que canta Serrat y al que te dan ganas de ir corriendo a disfrutar de su luz, de su magia.
No da para más el fin de semana, hoy ya es lunes.
Lunes nublado en Lugo y soleado en Outeiro, el fútbol es lo que tiene, transforma la climatología.
Mis queridos amigos, nos vemos.