Porteros

Tengo dos porteros en mi mente. A uno lo conocí hace muchos años, era espigado, tímido y buen chaval.
Cuando una mañana de abril después de jugar un partido en el Ángel Carro me dijo que no sería portero nunca, lo abracé.
El club había premiado nuestro reciente ascenso a división de honor juvenil, jugando contra el Compostela en el escenario más apetecible para un juvenil.
Perdimos 2 - 3 y Diego, porque en esa época todavía no era conocido como Diego López, había tenido una actuación, en su opinión regular. La verdad es que el tercer gol, lo encajó desde una distancia bastante lejana, previo bote que lo dejó, ni en Pinto ni en Valdemoro.
Ahora está a punto de alcanzar el enésimo sueño de su vida deportiva, participar en un mundial. Lo acabo de ver en la tele, haciendo una actuación sobresaliente. Cada vez que le llega un balón, le veo en los ojos una nueva oportunidad de seguir acumulando méritos en una lucha sin cuartel contra los que intentan sacarle esa plaza tan merecida que tiene.
Lucha contra un equipo que no atraviesa por su mejor momento, lucha contra el fútbol mediático que sufrimos últimamente, lucha contra esas molestias que tanto le preocupan.
No puede parar, porque parar sería ceder y perder ese sueño.
Todos quisimos ir a un mundial, con su presencia, nos sentimos pagados sobradamente.
Mi otro portero, perdonar pero tampoco se puede poner, Diego porque a esta hora viaja de Barcelona a Vila-Real, en su autobús de lujo, me consta con una bolsa de hielo en su rodilla, con la sensación de haber ganado otro round, el otro, está dormido. Mañana tiene cole, ahora mismo está soñando con el primer penalty que paró el sábado en a cheda. Sueña con un mundial, sueña con ser Diego, sueña con volver a entrenar el martes para seguir siendo aspirante a portero.
Os los presento, la foto no es de gran calidad, la calidad está en ellos.
Mis queridos amigos, nos vemos.